¿POR QUÉ SOMOS HOMBRES?

Si pones a una mujer en un pedestal y la proteges de todos los males, eres un cerdo machista; si te quedas en casa y haces el trabajo del hogar, eres un calzonazos. Si trabajas demasiado, no tienes tiempo para ella; y si trabajas poco, eres un vago y un inútil. Si ella tiene un trabajo aburrido y repetitivo con un sueldo bajo, es explotación; si el tiene un trabajo aburrido y repetitivo con un sueldo bajo, debería mover el culo y buscar algo mejor. Si un hombre asciende en la empresa antes que una mujer, es favoritismo; si es ella la que asciende primero, es igualdad de oportunidades.

Si le dices lo guapa que está, es acoso sexual; si no se lo dices, es la típica indiferencia machista. Si lloras, eres un rajao; y si no, un imbécil insensible. Si él toma una decisión sin consultar a ella, es machismo; si ella toma una decisión sin consultarle a él, es una mujer liberada. Si él le pide a ella que haga algo que ella no quieres, es dominación; si ella se lo pide a él, es un favor. Si sabes apreciar sus curvas y encantos de su ropa interior, eres un pervertido; si no te das cuentas, eres un maricón. Si nos gustan las mujeres que se cuidan y se arreglan, somos sexistas; si no nos importan esos detalles, somos poco románticos. Si intentas cuidarte, eres un vanidoso; si no, un adán. Si le regalas flores, es que buscas algo; si no se las regalas, no tienes ningún detalle.

Si estás orgulloso de tus éxitos, eres un creído; si no lo estás, eres un conformista. Si le pides echar un polvo, no piensas más que en el sexo; pero si estás destrozado después de un mal día de trabajo, no te preocupas de sus necesidades. Si a ella le duele la cabeza, es porque está cansada; si te duele a ti, es porque ya no la quieres. Si te apetece hacerlo demasiado a menudo, estás salido; y si no das la talla, seguro que hay otra.

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